La primavera: las alergias que vienen

Arranca la época de polinización de muchas plantas y con ella el inicio de un vía crucis para muchas personas alérgicas

La primavera ya está aquí y con ella la aparición de las molestas alergias. Son muchas las personas que sufren alergia al polen de distintas plantas y árboles y que temen la llegada de estas fechas.

Las que tendrán que estar más alerta, a partir de ahora, son las que son sensibles al polen de la parietaria. Se trata de una mala hierba que crece en las paredes, de ahí el nombre, y que, en consecuencia, está presente en ciudades y pueblos (no así en el campo). Es muy frecuente en toda la zona de la costa catalana, no tanto en el interior.

“Todavía hay niveles bajos a día de hoy”, explica la doctora Victoria Cardona, responsable de la unidad de alergología del Hospital Vall d’Hebron, “pero en lo que queda de marzo y en abril empezarán a ser más altos”. El problema es que la temporalidad de esta planta se alarga mucho en el tiempo, y es que tiene polen incluso en verano y otoño. “Es una de las que tiene más incidencia”, asegura Cardona.

Los que son alérgicos al polen del plátano de sombra también deberán estar alerta a partir de ahora. Hablamos del típico árbol que, por ejemplo, coloniza la Rambla de Barcelona, que está presente en la Eixample de la capital catalana y que es muy fácil de ver también en las carreteras de los pueblos. “Es típico de abril y es muy explosivo”, advierte la alergóloga del Vall d’Hebron. “Empieza de forma brusca y alcanza su punto álgido enseguida. Aunque también desaparece rápido y no se prolonga mucho en el tiempo”, añade.

Mejor lo tienen las personas alérgicas al polen de ciprés, y es que la época más dura ya ha pasado. Uno de los principales problemas relacionados con este árbol es su presencia masiva en el territorio. Cuando hablamos de ciprés no sólo nos referimos al típico árbol alto y esbelto que suele encontrarse en iglesias y cementerios, sino que también se incluyen muchos de los setos que encontramos en ciudades y urbanizaciones (son de la misma familia, las cupresáceas).

Contaminación

Los ambientes contaminados son un hábitat a evitar para aquellos propensos a las alergias al polen. La polución potencia el efecto alérgico. “Los pólenes con partículas de diesel son más agresivos y los pacientes tienen más síntomas”, apunta Carmona. No es por casualidad que sea más frecuente ser alérgico en ciudad que en pueblos.

Efectos

Mucosidades, nariz tapada, estornudos y picor, pero también conjuntivitis e irritación de gola, son algunos de los molestos síntomas que padecen los alérgicos en estas fechas. Pero la cosa puede ir todavía más allá. “Hay muchos pacientes que sufren crisis de asma bronquial, lo que puede implicar visitas a urgencias e incluso ingresos”, esgrime la alergóloga del Vall d’Hebron.

Visto lo visto, es fácil entender que las alergias, más allá de las molestias, afectan a la vida cotidiana de quien las padece. Sobre todo, si tenemos en cuenta que éstas son más frecuentes entre la población joven en edad de estudiar o trabajar.

Ahora, gracias a las nuevas tecnologías, hay muchas posibilidades de saber cuándo empieza a haber en el aire el polen al que uno es alérgico, cosa que supone ya una mejora. Como mínimo, las personas potencialmente afectadas están alertadas y, en consecuencia, ya han podido, aquellas que hayan querido, visitar al médico y medicarse. En este sentido, las vacunas son una buena solución. “A partir de los 4 ó 5 meses de aplicarlas empiezan a tener efecto”, señala Cardona. “Cuando dejas de ponértelas, después de hacerlo durante un período de entre 3 y 5 años, su efecto se mantiene. Muchos pacientes durante décadas están bien. O los síntomas han desaparecido del todo, o tienen menos”, agrega.

Fuente: LaVanguardia